Stewart es más que carne fresca. Nacida en Los Ángeles en 1990, hija de un productor de televisión y de una correctora de guiones, su curiosidad por el cine afloró a los 8 años, y su talento a los 12, cuando trabajó con Jodie Foster en La Habitación del Panico (David Fincher, 2002). Mientras otras adolescentes iban de guapas o se pegaban sustos en películas bañadas en sangre, ella prefirió ir de independiente, y su paso por Hacia Rutas Salvajes (Sean Penn, 2007) solo confirmó lo obvio: Stewart tiene madera. Esa misma que sigue tallando con más cine indie sin dejarse devorar por la fama.
VAMPIROS FAMOSOS
Por lo sedientos que están, se diría que los fans de los films de la saga Crepúsculo no son más que vampiros encubiertos. 10.000 de ellos se dieron cinta en el Comic-Con de San Diego para ver las primeras imágenes de la segunda parte, Luna Nueva (Chris Weitz, 2009).
Debe apabullar enfrentarse a ese público...
Es un acelerón ver tus propias imágenes con un público así. Un chute de energía: mostrar nuestro trabajo, pensar si será lo suficientemente bueno... Puede ser terrorífico, pero quizá por eso no hay nada más excitante y efectivo que ese momento compartido. Pero si algo no me vuelve tan loca de este encuentro son las preguntas.
¿Por qué? ¿Es ahí donde ve los celos, la envidia o la adoración de sus seguidores?
Si alguien me odia, si recibo amenazas de mis seguidores, me lo ocultan muy bien, aunque reconozco que estoy en una posición envidiable. Es imposible disfrutar del amor de todo el mundo, y está claro que ahí fuera hay gente que piensa en mí, en Bella (su personaje en la saga), tanto o más que yo. Todas nos sentimos Bella en nuestra cabeza; lo que ocurre es que, por una extraña coincidencia, yo he logrado ser Bella físicamente. No se me ocurre ninguna otra saga que haya generado un fanatismo así más allá de Harry Potter. Por eso, haga lo que haga, tengo que aceptar las consecuencias. Porque no hay forma de contentar a todos. Siempre me odiarán por ser yo quien beso al vampiro. Y lo siento, pero estoy en la gloria.
¿Y sin peros que valgan?
Sonará burdo, pero, en ocasiones, te sientes como si les tiraras tus entrañas para ser devoradas. Claro que luego son ellos los que se entregan a ti de la misma forma, con la misma intensidad. No puedes pedir nada mejor como actor. También hay esos otros momentos ridículos en los que no puedo salir con los pantalones desabrochados porque eso significa que estoy embarazada. El entusiasmo de los seguidores se transforma en ocasiones en una plaga que se propaga con rapidez, especialmente en la Red. Pero, por lo general, mantengo una relación genial con la mayor parte de los fans.
¿Sigue el pulso de su popularidad en Internet?
El que te diga lo contrario, miente. Pero me mantengo al margen. Especialmente de las nuevas redes sociales. No tengo blog, ni Twitter, ni Facebook. No me gusta que la gente sepa dónde estoy. Son medios perfectos para los paparazzi. Y con los fans me siento a gusto, pero de los paparazzi no quiero saber nada.
¿Cómo fue la reentré en la saga?
Como cualquier otro film. Una está acostumbrada a trabajar con un director en cada rodaje; había pasado el tiempo suficiente para estar descansados, y Crepusculo (Catherine Hardwicke, 2008) y esta secuela son dos historias muy diferentes. Además, nos habían advertido de los posibles cambios cuando firmamos el contrato, así que sabías que podía pasar.
¿Cuáles son esas grandes diferencias entre los dos films?
La primera parte habla de sentimientos tan primarios como el abandono y la atracción. Son impulsos animales. En cambio, la segunda es un recordatorio de que eres un ser humano y tienes que lidiar con ello. Eres responsable de tus actos. De tus elecciones. La primera fue una película mucho más impulsiva mientras que la segunda es más cerebral.
¿Y la diferencia de directores? ¿Qué aportó Chris Weitz, comparado con Catherine Hardwicke?
Están muy en consonancia con las películas. Catherine es una persona impulsiva, naturalista, que ama la improvisación. Y eso era perfecto para Crepusculo. Nos pasábamos el día preparándolo todo, analizando hasta el último sentimiento y, una vez que llegábamos al set, lo tirábamos todo por la borda y dejábamos que hablara nuestro corazón. Además el rodaje fue muy ajustado en todos los sentidos, tiempo, dinero. No había espacio para la planificación. Con Luna Nuevahemos tenido más tiempo, el tono es más solitario, silencioso, lleno de largos monólogos cargados de tristeza, demasiado oscuros. Y Chris es esa persona, más cerebral, más callada, más lenta en sus decisiones porque vienen cargadas de una mayor reflexión.
También suena a un rodaje tal vez más lleno de pesadumbre.
Como describe el libro, Bella se vuelve casi una zombi. La falta de Edward (al que interpreta Robert Pattinson) es más que una ruptura, que una depresión. Se parece a un toxicómano al que le falta su droga. Hay una dependencia física de algo que ya no está ahí. Además está ese sentimiento de que tal vez se equivocó, de inseguridad. De no creer en su propio cerebro porque no quiere aceptar que todo haya sido un error. Y el único que la salva es Jacob Black (interpretado por Taylor Lautner).
Taylor Lautner, precisamente, un poco más y no prosigue su participación en la saga. Su apoyo a él fue total desde el principio.
Era obvio. Entendía el problema: Taylor era muy joven, 16 años, y aparentaba todavía menos. Comprendía las dudas del estudio. Querían estar seguros. Pero yo no tenía ninguna duda. Siempre estuve segura porque cuando estaba junto a Taylor veía a Jacob. Los demás necesitaron ver esos músculos para formar parte del Club Jacob, lo que no estuvo nada mal.
¿No le unió esa misma solidaridad con Catherine Hardwicke?
Somos muy amigas y, a su lado, siento una comunicación inmediata. Pero es la naturaleza de este negocio. Hay gente con la que acabas trabajando y con otros, no. Así es la vida. De todos modos la transición fue muy amigable. Ella estaba en un momento de su vida en el que quería pasar a otras cosas.
¿Y Bella? ¿Se hace pesada su compañía?
Si solamente hiciera el papel de Bella sería como vivir una realidad paralela durante cuatro años. Yo y Bella. Lo sentiría demasiado real. Demasiado tiempo juntas y demasiada intensidad. Me encanta el personaje, lo vivo como propio, me gusta el egoísmo de sus decisiones, su juventud, la intensidad de su pasión. Pero también me gusta dejarme agarrar por otras historias. Y afortunadamente en el rodaje filmamos fuera de orden, lo que me permite rodar una secuencia deprimente seguida de otra de acción o con mucho más humor. Eso evita que me acabe cortando las venas. Aunque en más de una ocasión me he visto a punto de ir en silla de ruedas al aeropuerto.
¿Algún accidente digno de reseñar?
En Italia (donde rodaron algunas escenas) tuve la sensación de pasarme el día corriendo y cayéndome. Estoy en buena forma. Podría correr una maratón sin problemas. Pero echar a correr como una bestia en busca de Edward, correr como si te fuera la vida en ello... y acabar la toma con el consabido: Buen trabajo. Otra vez. ¡Eso acaba con cualquiera! Me dejó los dos tobillos en coma.
Y ya vamos por la tercera parte, The Twilight Saga: Eclipse, pero sin la compañía del director español J.A. Bayona, que estuvo a punto de dirigirla...
Fue una lástima porque su nombre estuvo ahí durante bastante tiempo, pero al final David Slade es el director. ¿Quién sabe? Quizá la cuarta...
¿Qué entiende por amor?
Sonará cursi, pero amor es todo aquello que haces sin saber… esa intensidad que te da el deseo de continuar la raza… Lo más personal que puede sentir un ser humano. Pero es demasiado para hablar de ello en una entrevista. Demasiado personal para una entrevista… (silencio).
¿Y el desamor? Hablando de Bella sonaba como buena conocedora de lo que es un corazón partío.
Sí, se me dio bien. Debo de tener uno en mí… (silencio) Lo peor de una ruptura no es necesariamente la pérdida de alguien querido. Es ese sentimiento de que has estado equivocada todo el tiempo que has estado con él.
Además está la soledad que acompaña la ruptura.
Uno puede estar solo incluso estando con alguien. Y eso es lo que más miedo me da de este mundo.
¿Mas que los vampiros o los hombres lobo? ¿Incluso más que las cucarachas o las arañas?
Las cucarachas me dan asco. Eso es diferente. Y los vampiros eran mi disfraz de cada año llegado Halloween. Me gustaba ir de Drácula. Lo que me da miedo es el dolor. Soy una cobardica. Pero lo que me da más miedo en el mundo es sentirme sola. Me da igual estar casada y con cinco hijos; puedes ser la persona más sola del planeta y ese aspecto de la naturaleza humana me pone la piel de gallina.
¿Hablamos de soledad o de desamor?
Uno debe de entrar en una relación por las razones adecuadas y nunca dejar que sea esa relación la que te defina. Quizá no sea la mejor persona para hablar del tema. Pero pienso que incluso si estás con alguien tienes que saber que siempre estarás sola. De todos modos esta conversación es demasiado profunda (silencio). Lo que quiero decir es que debes de ser siempre consciente de que nadie te va a completar como persona.
¿Cuál es su remedio contra las inseguridades?
Si eres sincera contigo misma, siempre cuestionas todo lo que haces. A menos siempre pienses que tienen razón. Yo no lo soy. Lo que hago es aceptar mis incongruencias, mis temores. Ni tan siquiera intento sentirme cien por cien segura de nada porque en un año, más o menos, seguro que queda claro que las cosas no eran así. Por eso prefiero darme espacio para aceptar mis errores.
SANGRE DE CINE
Quizá porque ya trabajó con Jodie Foster, ídolo de cualquier actriz que se precie, Stewart prefiere citar como modelo a su abuela, por su fuerza y entereza. Estas son otras señas de identidad de una estrella que siempre quiso ser actriz.
Lleva actuando toda su vida. ¿De dónde nace ese interés?
Siempre estuve enamorada de esta industria. Crecí en un set. No me podía imaginar otro futuro. Pero la pasión llegó más tarde. Me recuerdo en el rodaje de Speak (Jessica Sharzer, 2004). Fue la primera vez que viví algo desde la perspectiva de otra persona. Que vi la vida como un viaje. Mis padres son parte de la industria. Lo mismo que mis hermanos. Ninguno famoso. Supongo que a mí me toca eso. Pero lo que sí son es gente independiente y llevada por las artes. Somos una familia que nunca nos hemos tomado la vida en serio y a la vez somos mucho más serios que muchos.
¿Quién la ayuda a la hora de tomar una decisión?
Soy de natural impulsiva, pero no con las decisiones grandes. De hecho no tomo decisiones, dejo que se tomen solas. Incluso si espero demasiado y pierdo la oportunidad. Lo prefiero así.
¿Qué hace para estar en forma?
Voy a correr. Lo hago de vez en cuando, para liberar estrés. Pero no me hables de ir a un gimnasio.
¿Y para reagrupar sus pensamientos?
Toco la guitarra. Actúo. Escribo. Todos deberían de tener más de una forma de escape en la que canalizar la energía, buena o mala.
¿Qué echa de menos en su personalidad?
Quizá me gustaría tener unos brazos más formados que estos palillos. Y vivir un poco más en lugar de escribirlo todo.
¿Piensa publicar sus escritos?
Nunca. Eso me pertenece y no es público (silencio).
¿Escribe cartas? Antes reconocía que odiaba las nuevas redes sociales.
Han creado un mundo que no existe. Con los míos prefiero la clásica llamada de teléfono. O Skype. ¡Eso sí que es un avance tecnológico! Escribir cartas intimida. Más vale que tengas algo que decir, que sea por una razón. Aunque la idea de sentarme a escribir una me encanta.
¿Es buena viajando?
Soy estadounidense y muy joven. Eso dice mucho de cómo soy como viajera. Pero tampoco me queda tanto tiempo para hacerlo.
¿Algún remedio para sentirse como en casa?
Dos canciones: Shadowplay, de The Killers, y otra de un álbum de Sia Furler, de la que ni me acuerdo del título.
EL FUTURO
Numerosos estrenos y rodajes mantienen la salud mental de Stewart. Y su mera presencia guarda rastros de esos otros papeles. La palidez de Bella, las uñas sucias como en Welcome to the Rileys (Jake Scott, 2009) o el pelo a lo punk en The Runaways (Floria Sigismondi, 2010), donde interpreta a la cantante Joan Jett.
¿A qué se debe esa única uña pintada?
Un juego con Dakota Fanning el último día de rodaje de The Runaways. Fue un flipe trabajar con Dakota de nuevo (Fanning también está en la segunda y tercera partes de Crepusculo). Pura coincidencia y un verdadero gustazo.
¿Puede hablarnos de la película?
La rodamos a continuación de Luna Nueva Yo interpreto a Joan Jett y Dakota a Cherie Currie. Eran las dos líderes de The Runaways, el grupo que puso por primera vez a dos tías a la cabeza del movimiento punk. No solo me dio la oportunidad de interpretar a alguien icónico. Me dio a conocer a la Joan que nadie conoce. Lo que significa llegar a tu cima cuando no tienes más de 16 años.
¿Y qué le atrajo de Welcome to the Rileys?
¿Además del reparto? ¿De trabajar con James Gandolfini? Es una película complicada donde interpreto a una joven hecha pedazos, que ha huido de casa y conoce a un hombre igual de muerto en su interior.
Parece que todos sus personajes tienen algo roto dentro. También es así su papel en Adventureland (Greg Mottola, 2009).
Me encanta el papel, porque son esos personajes que te hacen sentir que eres la persona más afortunada en la faz del planeta. Te recuerdo que todos tenemos nuestras inseguridades.
¿Por eso los elige? ¿Qué determina su elección?
No tengo nada que probar. Ni necesito alejarme de Bella como dicen muchos. Son guiones que me presentan y me agarran. A veces me presentan historias que son buenas, pero veo a otra haciendo el papel y a mí comprando la entrada. Lo que sí le tengo que agradecer a Bella es que ya no tengo que pelear por cada papel. Me puedo relajar y tomarme la vida película a película sin hacer más planes que disfrutar del viaje.
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